Consecuencias Que Trajo Para Chile La Incorporacion De Tarapaca Y Antofagasta?
Respuesta: El conflicto tuvo como principal consecuencia la anexión a perpetuidad de Tarapacá y Antofagasta por parte de Chile, que incluyó Tacna hasta 1929. Bolivia perdió su litoral y Perú debió soportar una ocupación militar por tres años. En Perú hay mucha desconfianza ante Chile y desde Chile hay desconfianza hacia Perú.
Ver respuesta completa
Contents
- 1 ¿Qué consecuencias económicas nos trajo la guerra con Chile?
- 2 ¿Qué territorios perdió Bolivia con Chile?
- 2.1 ¿Qué causas explican las transformaciones territoriales en Chile?
- 2.2 ¿Qué consecuencias negativas tuvo el proceso de la colonización de la zona austral?
- 2.3 ¿Qué daños causo el Ejército de Chile en Lima?
- 2.4 ¿Qué territorios perdimos en la Guerra del Pacífico?
- 2.5 ¿Qué recursos naturales se perdió en la Guerra del Pacífico?
- 2.6 ¿Cuándo fue la anexion de Tarapacá y Antofagasta?
- 3 ¿Qué produce la region que perdimos en 1909?
- 4 ¿Qué pasó después de la batalla de la Concepción?
- 5 ¿Cuándo se ganó la guerra con Perú Qué pasó con el departamento de Tarapacá?
- 6 ¿Qué consecuencias tuvo para Chile la derrota de las tropas patriotas en el Desastre de Rancagua?
¿Qué consecuencias trajo la Guerra del Pacífico a Chile?
Artículo original La Guerra del Pacífico como referente nacional y punto condicionante de las relaciones chileno-peruanas * The War of the Pacific as a national reference point and determinant issue of Chilean-Peruvian Relations Emilio José Ugarte Díaz** ** Universidad Mayor, Santiago, Chile.
- Correo electrónico: [email protected] Resumen El presente artículo analiza las consecuencias que causó la Guerra del Pacífico (1879- 1883) en la relación chileno-peruana.
- El conflicto ha condicionado las relaciones, siendo, incluso, utilizado como parte de la construcción identitaria y nacional de cada país.
Se analizan las consecuencias que la guerra trajo para Perú, abordando las implicancias que tuvo en el desarrollo de la identidad nacional y sus relaciones con Chile. Posteriormente se realiza el mismo ejercicio en el caso chileno, examinando cómo el conflicto influyó en las percepciones e identidad del país y sus condicionantes en las relaciones con Perú.
- En las conclusiones se analiza en resumen el legado del conflicto y cómo este ha contribuido a distanciar ambas naciones en un camino lleno de resquemores.
- Palabras clave: guerra, nación, relaciones bilaterales.
- Abstract This article analyzes the impact that the War of the Pacific (1879-1883) caused in the relationship between Chile and Peru.
The conflict conditioned bilateral relations and has even been used as part of the national identity construction in both countries. First, we analyze the consequences that the war left in Peru by addressing the implications that the conflict had on the development of national identity and its relations with Chile.
Later the same exercise is done in the case of Chile. In the conclusions of the article the legacy of the conflict in analyzed, as well as the way it has contributed to distancing the two nations on a path full of resentment and distrust. Keywords: war, nation, bilateral relationship. Introducción La Guerra del Pacífico 1 terminó en 1883 con la victoria de las fuerzas chilenas.
El conflicto tuvo como principal consecuencia la anexión a perpetuidad de Tarapacá y Antofagasta por parte de Chile, que incluyó Tacna hasta 1929. Bolivia perdió su litoral y Perú debió soportar una ocupación militar por tres años. A partir de entonces las percepciones entre chilenos y peruanos se verían condicionadas, no solo por el conflicto bélico, sino por la situación creada por el intento de chilenización de Tacna y Arica, consolidándose la desconfianza y resquemor como elementos centrales de la relación; situación que permanece hasta hoy.
- En Perú hay mucha desconfianza ante Chile y desde Chile hay desconfianza hacia Perú.
- En junio de 2010 aparecieron los resultados de una encuesta realizada en conjunto por el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IOP) y el Instituto de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la Universidad Diego Portales (ICSO), que analizó las visiones que chilenos y peruanos tienen de sí mismos y del país vecino (Instituto de Opinión Pública, Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales e Historia de la Universidad Diego Portales, 2010).
La encuesta mostró, en primer lugar, que los chilenos tenían una alta confianza en su propio país. Un 42,3% de los encuestados sostuvo que Chile era un país importante en la región. Para los peruanos, Chile también es visto como uno de los países más importantes de la zona, solo superado por Brasil.
Lo cual demuestra, para el investigador peruano Farid Kahhat, que Chile es un país de gran importancia para Perú. El académico del IOP argumentó, en el informe final, que la rivalidad histórica, el propio diferendo limítrofe, el mayor gasto en defensa de Chile y la asimetría en la interdependencia económica, favorable a nuestro país, es percibido por un sector de la sociedad peruana como un riego de seguridad.
Sin embargo, al mismo tiempo la encuesta consultó al público respecto a qué pensaba sobre al país vecino en el sentido de si acataría o no el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la demanda marítima del Perú. Mientras en Chile un 48,1% de los consultados sostuvo que Perú acatará el dictamen de La Haya, un 60,7% de los peruanos sostuvo lo contrario.
Según Claudio Fuentes, investigador del ICSO, esto refleja la permanente desconfianza que condiciona la relación bilateral. Aun más, el mismo estudio reveló que una relativa minoría en Chile (36%) y una gran mayoría en Perú (60,4%) perciben que las autoridades del otro país no acatarán el fallo internacional.
Finalmente, un 8% de los chilenos y un 20% de los peruanos creen posible un conflicto armado. Está claro entonces que entre Chile y Perú hay desconfianzas y una rivalidad histórica incuestionable. El académico e intelectual peruano José Miguel Flórez habla en un artículo de la existencia de un “problema chileno”, en que la dinámica de la relación iría más allá del rol de los Estados, “pues elementos como la ‘identidad cultural’ o la ‘oportunidad política’ jugarían un papel más claro en la dinámica del problema” (Florez, 2007, p.41).
En consecuencia, Chile y Perú han vivido bajo una lógica de rivalidades, desconfianzas, resquemores, resentimientos y desconocimiento mutuo, que ha terminado por condicionar la relación bilateral, haciéndola un juego de suma-cero, en donde el éxito del uno es el fracaso del otro y la debilidad propia ha mutado en fortaleza ajena.
Lo que proponemos en este trabajo es buscar cómo el legado de la Guerra del Pacífico ha favorecido a la construcción de la identidad nacional, al choque de imaginarios y percepciones, condicionando la relación bilateral entre los dos países. Chile y Perú nacieron a la vida independiente sin ser naciones en el sentido moderno de la idea de nación y de Estado-nación proveniente del siglo XIX, ya que como algunos autores sostienen, Perú se construiría sobre las bases de una civilización (el Imperio Inca) compuesta por un Estado centralizado, burocratizado y altamente organizado.
Las elites que conquistaron la independencia se abocaron a la tarea de construir Estados que llevaran a cabo la edificación de sociedades con un sentido en común, con intereses en común, con historias, visiones y lazos comunes que permitieran conseguir lo que Benedict Anderson llamó la “comunidad imaginada”, es decir, la nación (1993).
Dentro de la autoafirmación de ese nosotros está, por cierto, la diferenciación frente a un otro, Nuestra hipótesis es que, en el caso de la construcción de la nación chilena y peruana, el factor del otro ha sido importante, y ha determinado desde el fin de la guerra no solo el modo en que la nación o la nacionalidad ha sido construida, sino que ha llegado a condicionar la vida cotidiana entre ambas naciones.
- Perú y la Guerra del Pacífico: Chile como referente y rival Para muchos intelectuales peruanos, la Guerra del Pacífico fue la hora cero del Perú moderno, que implicó el colapso absoluto del Estado y el riesgo de su desintegración total.
- A partir de entonces es otro Perú, y la relación con Chile, que hasta ese momento era más o menos discreta, tomará un rumbo absolutamente distinto.
Pese a que algunos autores, como Sergio Villalobos (2002), han sostenido que las tensiones entre chilenos y peruanos vendrían de los tiempos de la Colonia, nosotros creemos, amparados en el material historiográfico y en las entrevistas a distintos académicos e investigadores tanto en Lima como en nuestro país, que antes del conflicto Chile no habría tenido una importancia especial para Perú.
- Hasta 1879 tanto la clase política, como el mundo popular peruano, solo habrían visto en Chile poco más que la idea de un lejano, pobre y pequeño territorio al sur del mundo.
- La variable Chile era marginal, salvo en algunas cuestiones económicas que generaron tensiones menores.
- No hubo en los gobernantes del Perú, entre 1821 y 1879, una clara comprensión de que Chile era una contraparte sustantiva y desafiante en las relaciones de poder en el Pacífico Sur (Rodríguez, 2010, p.21).
Incluso podemos agregar que las relaciones más bien tuvieron un carácter de colaboración, con momentos importantes como la Expedición Libertadora 2 o la Guerra con España 3, en que chilenos y peruanos combatieron contra la intervención europea en las costas de Perú, lo que significó para Chile el terrible bombardeo de Valparaíso en 1866.
- Heraclio Bonilla expone con crudeza el trauma de la Guerra del Pacífico.
- No solo constituyó una derrota militar, sino que además significó una fractura social gravísima, al filo de hacer estallar todas las estructuras sociales del país.
- De ahí su imborrable presencia en la memoria de Perú.
- La precaria conciencia nacional del país estaba subordinada así a los intereses de clase: “La guerra nacional entre Perú y Chile ahora daba paso y acompañaba a una pugna interna mucho más significativa, a aquella que oponía las diferentes clases y clientelas políticas de una sociedad profundamente dividida” (Bonilla, 1980, p.191).
A partir de entonces se reprodujo en Perú una situación ya vivida en los años posteriores a la independencia, en donde el cacicazgo militar apoyado por el terrateniente de turno dio sustento a los distintos poderes. Esta vez, sin embargo, el sustento de apoyo no sería la maltrecha clase terrateniente “gamonalista”, sino el ejército de ocupación chileno.
Todas las clases dirigentes estuvieron de acuerdo, una vez concretada la caída de Lima, en acordar la paz con el invasor. El único que no se mostró de acuerdo fue el general Andrés Avelino Cáceres, un poderoso terrateniente quien, desde 1882, emprendió junto a sus montoneras una resistencia obstinada y sangrienta en las sierras andinas no solo contra Chile, sino también contra la oligarquía civilista.
Cuando el coronel Miguel Iglesias lanzó su demanda de paz en Montán, la clase dirigente peruana lo saludó con efusividad. Tanto así que se llegó al punto, según Bonilla, de adherir al ejército chileno, comandado por el general Martiniano Urriola, en el preciso momento en que combatía contra este en el pueblo de Huanta, al mando de Miguel Lazón.
- Para Bonilla, este hecho constituye quizás “el más trágico epitafio de la historia política de la clase dirigente peruana” (Bonilla, 1980, p.196).
- Tanto la elite dirigente limeña, como las distintas oligarquías regionales, tuvieron similar comportamiento.
- Para Heraclio Bonilla es esta una de las mejores imágenes de la fractura y conflicto étnico de Perú, situación a nuestro juicio clave y capital para que el país no haya sido capaz de construir una identidad nacional única e inequívoca.
Lo que Bonilla quiere explicarnos es similar a la tesis de Alfredo Jocelyn-Holt respecto a la capacidad del Estado chileno durante el siglo XIX de mantener la estabilidad política sustentada en lo que él llamó “el peso de la noche”, es decir, la mezcla de costumbre, represión y carencia de perspectivas por parte de las clases menos favorecidas (Jocelyn-Holt, 1997).
- En el caso peruano, el equilibrio social era precario y frágil.
- Una hecatombe como la guerra con Chile hizo saltar en pedazos aquella tranquilidad edificada sobre un volcán.
- No solo los indígenas estaban en una situación de dominación, también los negros.
- En el caso de los primeros, ya libres, y de los chinos, que a causa justamente del fin de la esclavitud negra habían llegado en masa a Perú.
Entre 1849 y 1874, llegaron unos 92.130 chinos, según Heraclio Bonilla (Derpich, 1976, pp.158-162, citado en Bonilla, 1980, p.204). Se trataba de grupos muy dispersos, numéricamente inferiores. Será el conflicto con Chile el que cambiará esta situación profundamente.
- A esto debemos agregar los levantamientos y desórdenes de los indios y mestizos del ejército peruano en desbande, una vez producida la caída de Lima.
- Estos procedieron al saqueo de las tiendas y a una matanza de propietarios chinos en Lima.
- En Cañete, la colonia china tuvo que pedir protección diplomática a Inglaterra.
La población indígena de Perú era muchísimo más grande que la de negros y chinos, razón suficiente para que la elite intentara al menos mantenerlos a raya. Sin embargo, era bien difícil que este inmenso grupo de seres humanos, marginados desde la independencia, se comprometieran con la defensa de una nación que casi no reconocían.
- La caída de Lima provocó muchos levantamientos indígenas, además de la movilización del mariscal Cáceres.
- La derrota con Chile produjo en el país un imperativo de definición de las que derivarían más tarde el indigenismo y el mestizaje.
- Pero una de las primeras conclusiones fue el rol del Estado y su fracaso en constituir una nación, un ente que más allá de ser o no democrático pudiera constituir efectivamente esa “comunidad imaginada” de la que hablaba Benedict Anderson.
Miguel de Althaus desmenuza el rol del Estado peruano como una suerte de “Estado fallido”, incapaz de cumplir con un rol histórico de construcción de una unidad nacional, que el conflicto con Chile puso al descubierto e hizo urgente. el Estado peruano recién independizado y en los años que siguieron no supo o no pudo convertir, asimilar, hacer suyas, o dar contenido de símbolo nacional a las costumbres, creencias, símbolos comunitarios del indio de la sierra ni del hombre de pueblo en la costa () Es que no existía una ‘elite’ o ‘clase dirigente nacional’, o sea una burguesía terrateniente o no, que estuviese ligada a la creación de un mercado nacional y a una estructura moderna de la economía (1979, p.226).
Para Carlos De Gregori, el problema nacional es al mismo tiempo un problema vinculado al tema indígena. Para el autor, la Guerra del Pacífico: Pone en evidencia la incapacidad del bloque oligárquico dominante para consolidar al Perú como nación, incluso para defender el territorio patrio () la oligarquía se ve obligada a replantearse el problema nacional y a encarar seriamente el problema indígena.
Por un lado, la catastrófica derrota la obliga a reflexionar sobre la fragilidad o inexistencia de la unidad nacional y, por tanto, la precariedad de su dominio. Por otro lado, se ve en la necesidad de responder, acosada por el desarrollo del capitalismo, la insurgencia del movimiento campesino y popular, y las formulaciones de otras clases: la pequeña burguesía y el proletariado (1978, pp.22-26).
- Además, advierte que el inicio del indigenismo peruano fue uno de los legados más perdurables de la derrota.
- La pequeña burguesía va a desarrollar con más fuerza y nitidez el indigenismo propiamente dicho, como ideología de vieja democracia para la forja de una imagen de Perú integral, que abarca los diferentes campos de la superestructura: política, artes, literatura, etc.
Estos sectores hacen su entrada de manera agresiva y rotunda luego de la derrota en la Guerra del Pacífico, en la figura de González Prada, quien enfila sus ataques contra las clases dominantes (De Gregori, 1978, p.34). Pero, además, la Guerra del Pacífico tuvo otra consecuencia de larga duración: la especial relación que, a partir de entonces, han cultivado chilenos y peruanos.
- Y ha servido también para aderezar un poco más la construcción de la nación a uno y otro lado de la frontera.
- En el caso peruano hacia Chile, la situación tiene dos componentes: primero, de revancha, de enemistad, de desconfianza hacia un país visto no solo como agresor, sino como amenaza permanente.
La indefinición de Tacna y Arica durante 50 años, tiempo en que Chile estuvo tratando de adueñarse definitivamente de ambas, según la óptica peruana, hizo que las heridas de la guerra perduraran por muchos años más. José Rodríguez Elizondo, periodista, abogado y exdiplomático, gran conocedor de Perú, país en el que vivió casi una década trabajando en importantes medios como Caretas, nos dice que: Cuando llega la guerra, el Perú consolida una percepción de monocausa, porque los países tienden a simplificar la historia.
- Y sobre todo luego de una guerra fratricida entre dos países vecinos queda muy claro en la percepción iconográfica cultural, mejor dicho de los pueblos, que hay una sola causa de esto, y esa es Chile.
- Entonces, todo el rencor se sintetiza en Chile.
- De ahí viene el calificativo que merece la guerra con Chile de ‘guerra infausta’, calificativo que no tienen las otras guerras que enfrentó el Perú.
Además, Perú perdió mucho más territorios con Brasil que con Chile (comunicación personal, 15 de junio de 2011). El segundo componente es el de espejo, de admiración. Según lo que indican los distintos autores consultados, en conjunto con los distintos entrevistados, para Perú, Chile siempre ha sido una suerte de referente.
- Se ha rescatado la experiencia histórica de Chile, el rol de su clase política, su desarrollo institucional, su relativamente exitosa integración, construcción nacional y en los últimos años su despegue económico.
- Sobre este último punto, basta recordar que al asumir el mando, el ex-presidente peruano Alan García subrayó que su país superará económica y socialmente a Chile a mediano plazo ( La Tercera, 14 de mayo de 2008).
Una muestra más de que Chile es concebido como principal referente y principal rival, al mismo tiempo. Rodríguez Elizondo, en su libro Chile-Perú: el siglo que vivimos en peligro, asegura que la Guerra del Pacífico fue un asunto muy especial, “en cuanto fue propinado por los remotos provincianos del sur, por los descendientes de quienes habían recibido con temor o respeto a los chasquis del inca, los curacas del conquistador y los enviados del virrey” (J.
- Rodríguez, 2004, p.23).
- El autor plantea que el tema de la guerra fue un trauma para Perú, país que a partir de entonces inició una dolorosa autoflagelación.
- Lo grave —dice— fue que, a poco andar, se convirtió en clave unívoca para la interpretación histórica.
- Como tal se desarrolló durante todo el siglo XX, transmitiendo amargura a la posteridad y ocultando verdades molestosas () La ecuación final indujo, entonces, a una historia oficial que equilibraba la previa subestimación de los chilenos con el rencor por la guerra perdida (J.
Rodríguez, 2004, pp.23-24). Señala además, que el imaginario peruano terminó convencido de que las armas chilenas: Fueron el factor maligno absoluto de la historia del Perú. Desde tal enfoque, la Guerra del Pacífico emergía como la madre de todas las guerras —‘la guerra infausta’ por antonomasia— y los chilenos asumieron el rol de ‘el enemigo de siempre’ (J.
- Rodríguez, 2004, p.24),
- El historiador Joseph Dager, doctor en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Archivo Histórico de Lima, sostiene que: Mi percepción es que, querámoslo o no, aunque nuestras relaciones no se inician con la guerra, al final la percepción que hoy tenemos del otro siempre va a terminar en la guerra.
Y mi percepción es porque en el fondo ninguno de los dos consideramos a la guerra como un hecho del pasado. Creo que Chile no termina de darse cuenta que la guerra ya pasó y que por lo tanto no es el país ganador. Fue el país ganador, y ¿quién va a negar que ganara la guerra y cómo la ganó? Pero a veces hay ciertas actitudes, que este diplomático chileno (José) Rodríguez Elizondo definía como actitudes de soberbia frente al Perú, que reflejan que en el fondo se siguen sintiendo ganadores de la guerra, o ciertas actitudes demasiado susceptibles de nuestro lado que, en el fondo, podrían demostrar que seguimos sintiéndonos perdedores de la guerra.
Y sin duda, uno ganó y el otro perdió, pero ya fue (comunicación personal, 25 de agosto de 2010). Cristóbal Aljovín de Losada es historiador de la Pontificia Universidad Católica del Perú y doctorado por la Universidad de Chicago (1996). Él nos dice que el factor Chile es: Bastante importante a partir de la Guerra del Pacífico, no antes.
A partir de la Guerra del Pacífico la elite criolla peruana y ciertos sectores populares pensaron el país a partir de la derrota y constantemente nos estamos mirando frente a Chile. Está esa idea de que Chile tiene una identidad nacional más fuerte que el Perú, entre otras.
- Antes de la guerra, no.
- Durante y después de la guerra, la nación peruana se define en relación a la chilena (comunicación personal, 28 de agosto de 2010).
- Aljovín de Losada destaca uno de los hechos menos recordados por la historiografía chilena, con algunas excepciones como el historiador Sergio González (2008): el asunto de Tacna y Arica y el intento de chilenización llevado a cabo por las Ligas Patrióticas en esa zona.
El artículo tercero del tratado de Ancón 4 estipulaba que (el asunto de) Tacna y Arica se tenía que resolver a través de un plebiscito, y la negociación duró entre 1883 a 1929. Fueron décadas y décadas en que el Perú consideró que la guerra fue muy injusta y diversos sectores consideraron que Chile estaba jugando sucio en las negociaciones.
- Es una suerte de tratado de Versalles que no cerró bien el debate.
- Entonces, no solo es la guerra, sino también el proceso de negociación de Tacna y Arica, son 40 años en que cada semana salían anuncios con parte de la negociación.
- El artículo tercero es muy claro y dice que tenía que organizarse un plebiscito a los diez años y nunca se organizó.
Y toda la política exterior del Perú estaba orientada a la recuperación de Tacna y Arica. Te darás cuenta de esa dimensión, no fue una guerra que se cerró, sino que continuó hasta 1929. Entonces, son dos factores: la guerra y todo el proceso de negociación pos-Tratado de Ancón.
Es importante conjugar las dos cosas para entender cierta cultura antichilena del Perú (comunicación personal, 28 de agosto de 2010). Julio Cotler, afamado y prestigioso sociólogo del Instituto de Estudios Peruanos, nos cuenta que: Desde la gran derrota, para los grupos intelectuales fue siempre la confrontación: por qué Chile sí y Perú, no.
Chile había sido una capitanía perdida, un país chiquito. En cambio, nosotros habíamos sido la capital del imperio, la capital del virreinato, y con la guerra recién vinieron a hacer el descubrimiento de que ahí en Chile hubo una clase (social alta) y aquí no la hubo.
- Que aquí esto era una masa amorfa, allá en Chile había una cuestión orgánica, hubo Estado (comunicación personal, 7 de septiembre de 2010).
- El trauma de la derrota indujo a los peruanos a buscar explicaciones que les permitieran comprender tamaña catástrofe.
- Y el fantasma de Chile y su devenir se hicieron presentes como antagonista y referente: Permanentemente la gente te va a hablar aquí de (Diego) Portales.
Allá hay Estado, yo mismo lo digo, he puesto tantos ejemplos de la vida cotidiana, del respeto a la autoridad, a las reglas. No es el país perfecto, pero de que relativamente hay cosas que forman parte de una vida republicana, estatal, mientras que acá no.
- Entonces toda la vida ha habido esa confrontación.
- Por un lado es el país que nos derrotó, que siempre nos gana, es el país que nosotros aspiramos a ser.
- Lo tienes a Alan García, que dijo que hay que seguir los pasos, hay que ser como ellos.
- Entonces, hay cierta ambivalencia (comunicación personal, 7 de septiembre de 2010).
Eduardo Toche, historiador, investigador y analista político del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo del Perú, dice que: En efecto, la Guerra del Pacífico es el punto fundante del Perú moderno. Tenemos, si nos ponemos a hacer un esquema, a Chile como el punto de referencia hacia afuera, sí lo es.
La guerra fue una cuestión de si podías sensibilizar fibras patrióticas en un país, bien difícil de movilizarlas por sus características. Todos se sienten de alguna manera identificados con una amenaza, y la amenaza se configuró por este sentimiento de los sectores dirigenciales que es volcada hacia el sistema educativo.
En la educación eso se cultivaba y lo que se transmitía era esto, aquí hay una herida y una cuestión por saldar (comunicación personal, 3 de septiembre de 2010). Por su parte, José Robles Montoya, oficial de Ejército®, máster en Administración de Empresas, analista de seguridad y defensa nacional, autor de “De la disuasión a la cooperación: dos siglos en la relación Perú-Chile”, publicado por la revista Fuerzas Armadas y Sociedad, en 2006, sostiene sobre el papel de Chile en la construcción de la nación en Perú que: Lo de Chile, más que una construcción, ha sido un pretexto que se ha utilizado para invocar nacionalismos.
- A mediados de la década de 1910 la idea de Chile como principal responsable de la creación de la nación peruana dejó de tener fuerza, salvo en Tacna.
- En Tacna todavía mantiene algún que otro hijo de plebiscitario que tiene enraizada esa traición.
- Ya después de las tres primeras décadas después de la guerra el problema de Chile se empezó a utilizar como pretexto.
Creo que Chile fue después de los años 50 el pretexto para aglutinar, que cada vez tiene menos resultados porque la gente está pensando, estamos comenzando a ver que no solamente es una cuestión de entrarnos a trompear (comunicación personal, 2 de septiembre de 2010).
- La Guerra del Pacífico demostró, además, que Perú tampoco poseía un proyecto nacional coherente.
- Desde entonces, el contraste con Chile ha sido permanente, ya que Perú empezó a ver a nuestro país como un territorio pequeño, pobre y lejano, pese a lo cual tuvo la virtud de encontrar un rumbo fijo, apuntar hacia él y conseguir sus objetivos.
Eusebio Quiroz Paz-Soldán lo expresa de manera muy diáfana: Chile mostró una sólida coherencia entre sus propósitos estratégicos y políticos con la forma como conducía la guerra, esta, como desenvolvimiento militar, apoyaba en última instancia, los propósitos políticos, vale decir, el expansionismo territorial y la hegemonía marítima.
- Con esto Chile llevó adelante la guerra.
- En cambio el Perú no tuvo, en esos críticos momentos, la necesaria unidad, el proyecto nacional, un plan que coordinara la conducción política, los objetivos nacionales y la acción internacional (1984, p.31).
- ¿Qué serían estos objetivos nacionales? El propio Quiroz Paz-Soldán nos da una pista: Un país no puede avanzar hacia la consecución de su destino si no tiene metas, propósitos, objetivos, planes.
Sin brújula orientada no se llega a ningún punto; de la misma suerte un país a la deriva, sin definir sus objetivos, tampoco marcha seguro, a ninguna parte. El plan guía y marca rumbos (1984, p.31). Miguel de Althaus nos da otra clave para entender por qué Chile se constituye a partir de entonces en un elemento tan importante para la vida peruana: La guerra con Chile tiene especial importancia en el desarrollo de la nacionalidad.
- Es una guerra con características que en el Perú no tenía precedentes porque involucra más que ninguna otra a las distintas capas de la población.
- La derrota del ejército regular obliga a la conformación apresurada de regimientos de civiles de los más diversos estratos sociales y de las edades más variadas que se explica por la existencia de una identidad nacional que defender.
La ocupación de Lima y de distintos valles de la costa por el ejército chileno, y sus incursiones a la sierra produjeron entre distintos pueblos la aversión al extranjero como símbolo y saqueo. Pero allí también se reveló la debilidad del Estado peruano como forjador de una nacionalidad que incorpora a pueblos cuando percibimos la adhesión de los maltratados culíes chinos al ejército, y la diversa participación de la población de la sierra, todavía no bien estudiada, entusiasta con Cáceres, otras veces indiferente sin él (1979, p.227).
Carmen Mc Evoy no se queda atrás y sostiene que, Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la derrota frente a Chile fue el peor revés que sufrió el país luego de su destructiva guerra por la independencia () En pocas palabras, las bases económicas, políticas, ideológicas e incluso geográficas del sueño republicano fueron erradicadas violentamente por la secuela de destrucción física y moral que dejó la guerra (1997, p.252).
El hecho de que la guerra —justamente con Chile— haya provocado el gran colapso peruano del que hablaba Bonilla ha hecho que, especialmente las elites peruanas, tengan una fijación con Chile, no tanto por revanchismo, sino más bien por una mezcla de admiración y referencia.
- El hecho de que esto haya surgido de la guerra le da a este sentimiento un cariz amargo, que suele verse como revanchista.
- Al ver que Chile es un país suficientemente organizado, estructurado, coherente, con un objetivo y un discurso, los peruanos han estado desde entonces buscando su propio camino chileno, su propia creación de proyectos, objetivos, idearios y sentidos comunes, que les llevarán a un estadio de desarrollo superior.
En Perú, la máxima es algo así como “Si Chile lo hizo, ¿por qué nosotros no?”, en un lejano resabio de la superioridad virreinal ante la humildad de la lejana colonia sureña. Nuevamente Quiroz Paz Soldán: El proyecto nacional —del que hablamos— no es circunstancial, no es tampoco un asunto de emergencia, se trata de un proyecto orgánico, complejo, que integra los aspectos fundamentales de la existencia del país con la mira principal de conseguir la unidad nacional y la de trabajar alrededor de objetivos esenciales cuya consecución debe ser interés de todos los peruanos (1984, p.32).
Heraclio Bonilla, haciéndose parte de quienes piensan que la guerra con Chile significó para Perú el inicio de su camino moderno, dice: La forma como el Perú se “reconstruye”, es decir el nuevo alineamiento interno de sus diferentes fuerzas sociales, así como la nueva naturaleza que reviste su inserción en el mercado internacional, hace de los años inmediatos de la posguerra el punto de partida del ordenamiento del Perú contemporáneo (1980, p.223).
Julio Cotler sostiene que hoy Chile: Para la gente, cierta intelectualidad, ciertos políticos, es una presencia. Para otra gente es la amenaza. Hay un rechazo muy fuerte porque se ve como una amenaza, que se quieren agarrar Arequipa, que porque no tienen agua se van a querer agarrar el lago Titicaca () El mundo de la fantasía y el temor está permanentemente ahí.
- Al mismo tiempo, es la envidia para unos y, para otros, el modelo a seguir.
- Si los militares dicen ‘un general en Chile gana el doble al de acá’, ‘en Chile hay esto, aquí no’, ‘en Chile esto otro’.
- Siempre el punto de referencia y al mismo tiempo el punto de contra (comunicación personal, 7 de septiembre de 2010).
Cotler establece que, de no haber existido la Guerra del Pacífico, nuestro país sería igualmente visto como referente para Perú : La institucionalidad chilena es lo que todo el mundo añora. Porque no es únicamente al nivel del Estado ni las cosas militares, es la vida cotidiana.
- Chile es un modelo a seguir, para el sector empresarial, el sector político, el Apra, es un modelo a seguir.
- Estabilidad institucional, inversiones extranjeras, etc.
- Comunicación personal, 7 de septiembre de 2010).
- Joseph Dager dice que: Chile, dentro de la construcción del imaginario popular peruano, es siempre un referente.
Lo ha demostrado el mismo presidente (Alan) García. En su campaña presidencial, una de las cosas que decía con mucha reiteración era que él quería que el Perú fuera mejor que Chile. Lo cual está muy bien, ¿quién puede decir que un deseo de esa naturaleza esté mal? Pero obviamente no tiene el mismo impacto decir ‘quiero que el Perú sea mejor que Chile’ que decir ‘quiero que el Perú sea mejor que Brasil’, aunque Brasil esté mejor, o ‘mejor que Suiza’.
Si vamos a ser mejor que Chile la cosa es un poco diferente. Chile está mucho más presente en la construcción de este imaginario nacional. No es un constructor, no contribuye a la edificación nacional, pero digamos que la guerra, la ocupación posterior, el haberse quedado con territorios, la misma soberbia, hacen que en el discurso ideológico-político nacionalista del XIX y de hoy la variante de Chile siempre está ahí.
Es un tema que, tanto en el Perú como en Chile, rinde frutos. Zanjar, arreglar totalmente el problema con Chile, nos haría perder un motivo, y creo que a Chile también. Creo que es fundamentalmente por eso por qu é se han dejado pendientes algunas cosas (comunicación personal, 25 de agosto de 2010).
Cristóbal Aljovín de Losada insiste en el aspecto referencial que Chile ha tenido para Perú, especialmente respecto a su formación institucional. Ha habido varios momentos en que el Perú vio a Chile como un prototipo. La lectura del siglo XIX es por qué el Perú no tuvo un Portales. Esa estabilidad decimonónica chilena.
Lo que es verdad es que Chile ha implicado una serie de transgresiones en torno al Perú, obviamente con fuerte antichilenismo, pero con mucha admiración también (comunicación personal, 28 de agosto de 2010). Chile y la Guerra del Pacífico: entre la soberbia y el mito de la nación guerrera La Guerra del Pacífico tuvo lugar entre 1879 y 1883.
Para Chile significó un antes y un después en la definición propia, la autoconcepción e identidad nacional, y condicionaría desde entonces la relación con peruanos y bolivianos. Una de sus primeras consecuencias fue la incorporación definitiva de los sectores populares como actores de esta construcción, aunque siempre dentro de la lógica de la elite.
Se necesita por de pronto integrar en la idea de nación además de los sectores medios al pueblo, al “roto”, que ha sido uno de los artífices del triunfo (en la Guerra del Pacífico) () Todo ello conforma un clima que estimula la reelaboración de la identidad nacional en una perspectiva de cohesión e integración social.
Una identidad que permite sumar aunque sea simbólicamente a los sectores medios y populares, incluso a los indígenas, y que permite también corregir el imaginario liberal de ciudadanos que no eran tales (Subercaseaux, 2010, p.71). Después de la victoria surgió el roto chileno como elemento identificador de los sectores populares, al mismo tiempo que Perú pasaba indirectamente a formar parte del imaginario como un otro, que sustituyó desde ese momento a España como la “nación enemiga” por antonomasia, y que junto al pueblo mapuche (el ‘otro’ interno) ayudó a apuntalar el diferenciador del ‘nosotros’.
En los casos de Chile y Perú ha sido la guerra, a falta de otro elemento identitario de mayor profundidad histórica y social, lo que ha contribuido a generar este espacio colectivo llamado identidad y nación. Para América Latina este aserto cobraría una relevancia fundamental, en la medida que ante la ausencia de un capital histórico necesario para fundar las naciones en el siglo XIX, las guerras posibilitarían precisamente una ‘solución iconográfica’ para crear un sentido de comunidad, generando un lazo de pertenencia a un cuerpo social mayor —la nación—, definida también por oposición a ese ‘otro’ que se combate (Cid, 2009, p.233).
Además de la integración forzada de la nación en casos de guerra, la visión del otro toma una dimensión aún mayor. La nación se reunifica a sí misma, provocando o acentuando la exclusión de la otredad, Así llegamos a un enfrentamiento de un nosotros frente a un otro, que juega un papel capital en la construcción de los estereotipos y sus elementos simbólicos y discursivos.
La autoimagen y la imagen del otro, en un contexto bélico, son importantísimas en las representaciones nacionalistas de las guerras. El Estado socializa una serie de discursos e imágenes cuyo papel es justificar y ennoblecer las causas del conflicto, apelando a la emotividad de la sociedad.
Para Bernardo Subercaseaux, la Guerra del Pacífico es: Sin duda la mitología retrospectiva más importante del Chile moderno. Probablemente más significativa, incluso, que la Independencia. Una fuente de patriotismo que nutre desde la lira popular hasta los ritos y conmemoraciones cívicas y militares. Es también el tema de uno de los mayores éxitos radiofónicos y editoriales del siglo XX: el radioteatro “Adiós al S éptimo de L ínea”, y la novela homónima, de Jorge Inostroza.
La Guerra del Pac í fico, ha devenido, por ende, un ícono de lo nacional-popular en sentido gramsciano, de allí que sea posible llamarla la ‘guerra de Chile’ (1997, p.197). Subercaseaux analiza al respecto la obra de Gonzalo Bulnes sobre la Guerra del Pacífico, en la que llama la atención por su afán nacionalista aristocrático.
Señala que Bulnes olvidó algunos detalles importantes del conflicto, como el reclutamiento forzoso de niños y presos, las disputas internas en el seno de las tropas nacionales, enfermedades venéreas, deserciones y fugas, alcoholismo, los abusos varios cometidos por las tropas, el saqueo de la Biblioteca Nacional de Lima y el abandono de muchos excombatientes.
La Guerra del Pacífico es para Bulnes: Una guerra de la nación en armas (lo que se ‘dice’ pero no se ‘muestra’), conducida por la elite, por miembros de las familias patricias a quienes el historiador le otorga casi todas las medallas. Ahora bien, los rasgos con que se describe a estas figuras apuntan a la sobriedad, al espíritu de trabajo y sacrificio de la antigua aristocracia del viejo Chile (Subercaseaux, 1997, p.201).
- Destaca que Bulnes se hizo eco de aquel mito sobre la excepcionalidad de Chile.
- Utilizando una visión etnocentrista, Bulnes haría homenaje a una supuesta “superioridad de la historia de Chile” respecto a peruanos y bolivianos: “Lo que venció al Perú —dice— fue la superioridad de una raza y la superioridad de una historia: el orden contra el desorden: un país sin caudillos contra otro aquejado de este terrible mal” (Subercaseaux, 1997, p.201).
La importancia de la guerra es que activa, por primera vez, una idea de una supuesta raza chilena. La emergencia y uso de la categoría ‘raza chilena’ en un determinado momento histórico del país puede explicarse por distintos factores. Con la Guerra del Pacífico y más tarde con el Centenario, la ‘emocionalidad de la patria’ se reactiva y requiere de alguna instancia para productivizar una mayor cohesión social (Subercaseaux, 1997, p.202).
En este punto debemos hacer referencia a las teorías del nacionalismo étnico de Walker Connor, quien en su texto Etnonacionalismo hace un análisis de la identidad nacional en torno a su esencia psicológica y emocional, que según él tiene un valor fundamental en la identidad colectiva nacional. “La esencia de una nación no es tangible —dice— sino psicológica.
Es una cuestión de actitudes y no de hechos” (Connor, 1998, p.45). Una comunidad necesita sentirse parte de un todo, necesita creer que forma parte de una comunidad particular y definida, diferente del resto no solo en su tangibilidad, sino también en su esencia espiritual.
Un requisito para la existencia de la condición de la nación es la idea o creencia popular en que el propio grupo es único, especial, en un sentido muy vital. Cuando no se da esta convicción popular, el colectivo no pasa de ser un grupo étnico () la nación no existirá en tanto en cuanto una proporción elevada de sus miembros no sean conscientes de su diferenciación (Connor, 1998, p.45).
La idea de la raza chilena, construida en parte a la diferenciación con un otro como Perú, es un elemento clave en la identidad nacional chilena y constituye ciertamente un elemento emotivo de esta identidad y su particularidad: Siendo así que la esencia de la nación es una cuestión de actitudes, las manifestaciones tangibles de la diversidad cultural solo son relevantes en la medida en que contribuyen a crear un sentimiento de particularidad () Así pues, el factor esencial para determinar la existencia de una nación no son las características tangibles de un grupo, sino la imagen que este se forma de sí mismo (Connor, 1998, p.45).
- El sentimiento de particularidad en el caso chileno tiene, pues, en el otro, en Perú, su definición propia.
- Este elemento clave, de ser realmente comprendido y asimilado, nos permitirá, según creemos, comprender gran parte de la enmarañada madeja que han sido desde entonces las relaciones chileno-peruanas.
Comprender esto será trascendental para plantear a futuro nuestras relaciones con el vecino. La incorporación violenta de nuevos territorios al país, como las provincias del norte luego de la Guerra del Pacífico y de la Araucanía después de la intervención armada del Ejército en la zona, hicieron posible el surgimiento de una definición política de un nacionalismo y de una nación en términos geopolíticos, que hasta ese momento solo había sido advertido por muy pocos.
- El territorio es la base material que distingue y separa políticamente a la nación de sus vecinos.
- El territorio tiene, por ende, un significado moral, político y hasta metafísico.
- En esta perspectiva hay que entender la preocupación constante por resaltar la Guerra del Pacífico y por los problemas limítrofes pendientes, o el propósito de un discurso que buscó chilenizar como ciudadanos a los mapuches (Subercaseaux, 1997, p.118).
La Guerra del Pacífico ratificó lo que el sociólogo Jorge Larraín ha llamado la “versión militar-racial” de la identidad chilena. Para nosotros es simplemente una reactualización, una relegitimación de la supuesta identidad guerrera de Chile, país heredero de la Guerra de Arauco y que se habría formado al alero de una constante atm ó sfera militar.
- Larraín explica que la influencia de la visión militar en la identidad chilena tiene una relación directa con la educación.
- Para nosotros, en el caso chileno ambas han sido las principales herramientas del Estado en esta empresa: La versión militar de la identidad chilena ha tenido una representación destacada en la enseñanza de la historia en las escuelas y colegios de Chile hasta muy recientemente () la guerra de Arauco, la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana y la guerra del Pacífico figuran como tres hitos decisivos en la formación de la identidad chilena.
En especial el texto de (Francisco) Frías Valenzuela, en el que se formaron generaciones de estudiantes chilenos, reafirma la idea de que la guerra de Arauco conformó una identidad en que sobresalen los valores de resistencia, valentía y sobriedad. Las dos guerras posteriores habrían sido cruciales para consolidar nuestra unidad territorial y nacional, pero además reflejarían el triunfo de la identidad chilena sobre otras identidades.
La afirmación de la identidad chilena pasó necesariamente por la derrota del enemigo (2001, pp.156-157). Este punto es muy importante de destacar ya que siempre en la construcción de la identidad existe un ‘otro’ por medio del cual apuntalar el nosotros, Y este otro puede ser un opuesto referencial (del que podemos aprender) o negativo (que signifique una amenaza).
La identidad chilena se ha ido formando, así, a través de unos ‘otros’ que han jugado el rol de diferenciadores de lo chileno, pero también de espejos dependiendo del caso. Entre los espejos, el primero de ellos fue España, la madre patria que “durante más de tres siglos fue nuestro ‘otro’ más significativo, del cual dependeríamos hasta en los más mínimos detalles, y cuyas expectativas políticas, culturales y religiosas llegaron a ser nuestras propias autoexpectativas” (Larraín, 2001, pp.262-263).
A partir de la independencia, el rol de referente que había hasta entonces desempeñado España fue reemplazado por Inglaterra y Francia. Mientras Inglaterra pasó a ser un referente en el campo político-económico, la influencia francesa se hizo sentir con más fuerza en las letras y la cultura. Después de la Segunda Guerra Mundial son los Estados Unidos los que relevan a ingleses y franceses en el imaginario referencial, manteniendo esa posición de privilegio hasta hoy.
Por otro lado, en varios per í odos de la historia nacional, como en el siglo XIX con los mapuches, y durante la dictadura de Pinochet con la militancia de izquierda, existieron “enemigos internos oficiales” que jugaron el rol del ‘otro’, encarnadores de la ‘antipatria’ o ‘antinación’.
- Son los ‘otros’ como oposición.
- En el caso del pueblo mapuche se desató una rivalidad profunda durante el siglo XIX que terminó con la invasión de la Araucanía por parte del ejército chileno, y que dejó para la posteridad desprecio, racismo y otros rasgos antimapuches en el pueblo chileno.
- Pero, sin embargo, son dos los elementos de oposición más destacados: Bolivia y Perú, los antiguos enemigos de la Guerra del Pacífico y que son, según Larraín, considerados desde entonces “los enemigos naturales de Chile”.
El sociólogo tiene al respecto una opinión clave para nuestro estudio: Frente a ellos el chileno medio tiene un sentimiento de orgullo y superioridad. Se les denomina despectivamente ‘cuicos’ (sic), y se tiene una pobre impresión de su capacidad y de su cultura.
El hecho de ser países con grandes mayorías indígenas, con una fuerte cultura autóctona no plenamente europea, reafirma el sentido racista y antiindígena, muchas veces bien camuflado, que existe en Chile. Esta actitud se aprende ya en los colegios en el estudio de la historia (Larraín, 2001, p.265). ¿Es Perú un ingrediente clave en la construcción de nuestra nacionalidad? Jorge Larraín cree que sí lo es.
Perú es para Chile el ‘otro’, aquel que es distinto a mí, a un nosotros. El Perú cumple ese rol para Chile, de constituir un elemento diferenciador, en donde el chileno puede verse a sí mismo. Es algo que sucede no solo con la nación, sino además con la religión, la política, el fútbol.
Además, es visto desde Chile como inferior, Chile se ve a sí mismo como superior ante el Perú (comunicación personal, 18 de abril de 2011). Larraín hizo además una interesante precisión, que puede explicar el porqué de la tirantez del chileno —el ciudadano común o un miembro de la elite y la clase política— ante la sociedad peruana: En Chile hay mucho temor hacia el Perú, no por creer que ellos nos van a venir a ganar en una guerra, sino porque el ‘factor Perú’ hace que Chile siga teniendo algo pendiente, algo no resuelto.
Además, Chile ve al Perú como un factor revanchista, como un país que aún no supera el tema de la guerra. Lo dice el propio Ollanta Humala, por ejemplo (comunicación personal, 18 de abril de 2011). Concuerda con él Bernardo Subercaseaux, quien apunta al legado de la Guerra del Pacífico: de alguna manera la confrontación con el Perú en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX ha sido un foco de nacionalismo chovinista para Chile.
Hay un racismo contra los peruanos y que se construye en esos momentos. Aparece Chile como un país de excepción en relación con el Perú. Estos problemas limítrofes y lo que pasó con las guerras han insuflado un ejército que se dice ‘jamás vencido’, y no fue verdad porque fue vencido en la época de Balmaceda.
Entonces, esa idea de victoria del ejército es falsa, y viene de una construcción identitaria del ejército en base a los problemas con el Perú. El Perú ha sido un factor en el chovinismo nacionalista que de alguna manera se prolonga hasta hoy (comunicación personal, 6 de mayo de 2011) Además, Subercaseaux apunta al interés de explotar esta situación de posguerra como un símbolo, utilizado como parte del disciplinamiento social: Hay una historia de la guerra chilena y otra peruana.
La historia peruana no está en el imaginario chileno. Cero. Entonces, no tiene presencia positiva el Perú en Chile, es una presencia por descarte. Lo vencimos, está al lado, es el ‘otro’. Pero esa visión de ese otro no está internalizada ni siquiera en la historiografía chilena. Porque cuando hay dos países en guerra, la visión del vencedor es la que prevalece, sencillamente eso.
Y esas son formas de disciplinamiento social también (comunicación personal, 6 de mayo de 2011). Recordemos que para el filósofo francés Michel Foucault, el disciplinamiento es un medio, es la generación de un lazo social que permite el control y la sujeción funcional de ciertos sectores para el mantenimiento de un cierto orden económico, político y social: El momento histórico de las disciplina es el momento en que nace un arte del cuerpo humano, que no tiende únicamente al aumento de sus habilidades, ni tampoco a hacer más pesada su sujeción, sino a la formación de un vínculo que, en el mismo mecanismo, lo hace tanto más obediente cuanto más útil, y al revés.
- Fórmase entonces una política de las coerciones que constituyen un trabajo sobre el cuerpo, una manipulación calculada de sus elementos, de sus gestos, de sus comportamientos (2002, p.126).
- Concordamos con la visión de Foucault respecto a que el disciplinamiento social es una herramienta de los sectores más acomodados para imponer, por medio de distintos medios, una anatomía política o una mecánica del poder, como la define el filósofo francés, que le permitan mantener bajo su control a la sociedad.
Una ‘anatomía política’, que es igualmente una ‘mecánica del poder’, está naciendo; define cómo se puede hacer presa en el cuerpo de los demás, no simplemente para que ellos hagan lo que se desea, sino para que operen como se quiere, con las técnicas, según la rapidez y la eficacia que se determina.
La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos «dóciles». La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia). En una palabra: disocia el poder del cuerpo; de una parte, hace de este poder una ‘aptitud’, una ‘capacidad’ que trata de aumentar, y cambia por otra parte la energía, la potencia que de ello podría resultar, y la convierte en una relación de sujeción estricta.
Si la explotación económica separa la fuerza y el producto del trabajo, digamos que la coerción disciplinaria establece en el cuerpo el vínculo de coacción entre una aptitud aumentada y una dominación acrecentada (Foucault, 2002, pp.126-127). El discurso pos-Guerra del Pacífico se enmarca, para nosotros, en este ideario de dominación acrecentada, que a partir de entonces sirvió como discurso aglutinador y de identidad para la nación chilena, pero al costo de condicionar para siempre sus relaciones con Perú.
- Subercaseaux concuerda que Perú no tiene importancia en el imaginario chileno más allá de esto, un símbolo poderoso, pero solo símbolo al fin y al cabo.
- Por lo tanto, su persistencia tiene explicación por la perduración de ese discurso nacionalista construido entre la Independencia y la época del Centenario.
Hay una persistencia de un discurso nacionalista añejo. No hay una puesta al día en un mundo que ha cambiado y que las cosas son diferentes, que el aquí y el allá son distintos. Y de Perú también, de América Latina prima un poco eso. El sentido de soberanía tradicional, nacionalista, estrecho.
- No se ve la perspectiva que desde el punto de vista económico la globalización, los mercados comunes permitan fortalecer.
- Cada uno trabaja por su cuenta (comunicación personal, 6 de mayo de 2011).
- En esto último coincide el historiador Eduardo Cavieres, cuando señala que el discurso nacionalista: Ha tenido una evolución, pero el gran problema histórico que tenemos, no solamente en Chile sino en América Latina, es que estamos utilizando estos lenguajes, símbolos y significados de estos conceptos desde el punto de vista del Estado nacional del siglo XIX, que es la gran diferencia que tenemos hoy día con la Unión Europea, que no ha perdido la soberanía que les compete a cada Estado, pero la han modificado en términos de sus aplicaciones.
Los Estados hoy día ceden soberanía cuando permiten el libre tránsito de las personas, moneda común, políticas económicas de Estado. En América Latina estamos hablando de un concepto de soberanía propio del siglo XIX, muy contradictorio porque hablamos de soberanía territorial, pero en Chile nuestros puertos están privatizados.
- Hace 50 años eso era imposible porque los puertos son posiciones estratégicas.
- Entonces, aquí hay un problema de que el Estado precisamente por el desarrollo que ha tenido ha sido bastante poco tolerable a cambios profundos en términos de su propia consistencia (comunicación personal, 29 de abril de 2011).
Además, le baja un poco el perfil al factor Perú como constructor de la nación en Chile, aunque no descarta su trascendencia, Para el historiador, el país vecino no tendría mucha importancia: Excepto desde el punto de vista de la alteridad o construcción de alteridades.
Y esto indudablemente tiene que ver con los alcances de la Guerra del Pacífico y todo el nacionalismo cultural del siglo XX, en el sentido de que para Chile ha sido bastante dificultoso, por una parte, tener los mismos problemas sociales que el Perú, pero por otro lado sentirse efectivamente victorioso en la guerra quizás más dura y de mayores proyecciones en torno al imaginario latinoamericano.
El sentirse victorioso (Chile indudablemente ganó la guerra) es una especie de carga histórica al revés. Es decir, como ganamos la guerra, tenemos que seguir siendo exitosos. Y eso ha significado que cuando pensamos a Perú o a Bolivia nos sintamos que no solamente hemos sido exitosos, sino que seguimos siendo más exitosos (comunicación personal, 29 de abril de 2011).
Lo notable de esta situación radica en el hecho de que, para nosotros, la Guerra del Pacífico refuerza la identidad nacional en el sentido de cumplir el rol de reactualizador moderno del mito militar que el país cultivó desde la independencia. Desde La Araucana, de Alonso de Ercilla, que la cuestión militar en Chile ha sido rescatada por el poder, reprocesada y acomodada a sus intereses y presentada a los demás sectores y actores sociales como parte fundamental de la chilenidad,
Para nuestro análisis, es la Guerra del Pacífico un torrente de símbolos que refuerzan este mito identitario militar. Más que Perú en sí, es la guerra, el conflicto, sus hazañas y desventuras lo que quedó para siempre en el imaginario colectivo nacional.
- No por nada la cuenta presidencial se hace cada año los 21 de mayo.
- Conclusiones La Guerra del Pacífico ha perpetuado un sinnúmero de desencuentros entre ambas naciones, que junto a la demanda permanente de un reconocimiento desde Perú para que Chile efect úe gestos, se mezcla con la visión chilena de un supuesto revanchismo peruano.
Así, cualquier avance queda subyugado por estos resquemores y desconfianzas. La guerra fue para Perú un verdadero cataclismo que sacudió las estructuras más profundas del país, provocando el colapso del Estado. Chile se ha transformado en un polo de atención en dos sentidos: ha pasado a ser visto como una amenaza para Perú.
- El revanchismo peruano es algo presente en la vida cotidiana de algunas personas y es un elemento para algunos grupos de poder con notable influencia en los medios y en la política.
- El simbolismo de la guerra está presente en todos los rincones del país.
- Y por cierto, eso terminó formando parte de la construcción de una religión civil.
El D ía de la Bandera es el 7 de junio (aniversario de la derrota en el Morro de Arica en 1880), mientras que el 8 de octubre (aniversario del combate en Angamos), es un día feriado en el Perú. Si bien es cierto que Chile es un país donde la derrota es fuente de memoria histórica emotiva, creemos que la carga de simbolismo es mayor en Perú, ya que, a diferencia de Chile, el efecto de la derrota le da a estas celebraciones peruanas un aire de rescate de la dignidad, antes que resaltar un heroísmo épico, en una gesta que terminó en victoria, como en el caso chileno.
- Por otro lado, Chile se ha convertido en un referente para Perú.
- Como señalaba Julio Cotler, Chile encarna lo que Perú siempre ha querido ser,
- La admiración sincera por la institucionalidad chilena; la añoranza de una figura como Portales; el paso de la antigua Capitanía General pobre, lejana y olvidada, a ser un interesante, aunque imperfecto, modelo de desarrollo, han hecho que los peruanos no puedan dejar de mirar al sur.
La cita del presidente Alan García de superar a Chile es toda una biografía. El papel de Chile, más que simbólico, ha terminado siendo referencial, que evoca lo peor de la historia peruana, pero al mismo tiempo una suerte de ejemplo de lo que el país es capaz de hacer.
En cuanto al rol del Perú como constructor de la nación chilena, debemos concluir que su papel ha sido importante, pero no decisivo. El gran conflicto bélico del siglo XIX no dejó en Chile los grandes traumas que dejó en Perú. El tema de la guerra se unió al discurso militar del cual hablaba Larraín (2001), actualizándolo, reinventándolo y dándole un cariz diferente.
El antiguo mito del chileno hijo del español y mapuche, en medio de la Guerra de Arauco, que legó la virilidad, entrega, sacrificio y esfuerzo por un ideal mayor (en este caso la patria), quedó de manifiesto en la conflagración de 1879. La guerra apuntaló el discurso nacional militar chileno, que había estado presente a través de La Araucana por medio de la educación y la transmisión de los medios.
- El roto chileno fue ensalzado, a contrapunto del cholo y el indio peruano, y según este discurso Perú pasó a ser, a ojos de los chilenos, el otro débil, cobarde, derrotado, incapaz de defender su rica tierra ante las implacables armas de un pueblo pobre, pero joven y aguerrido.
- La larga duración del asunto Tacna y Arica dilató el fin del conflicto por décadas, arrastrando esa visión por años debido a la necesidad de mantener el país cohesionado en previsión de un nuevo conflicto con el Perú.
La carga emotiva, emocional y propagandística de ese hecho, en momentos en que la intelectualidad chilena reevaluaba la idea de nación, incorporando un discurso étnico o de raza, terminó por consagrar esa negativa visión de Perú y otorgarle un papel especial en la idea de nación que tenemos los chilenos.
- Esa idea mutó en un sentimiento de arrogancia.
- Se trató de una autopercepción de máximo orgullo que, combinada con las necesidades de mantener lo recientemente ganado por las armas, fue reforzado por el Estado chileno.
- Para nosotros esa es la razón de que Perú, país que no juega un rol de referente para Chile, sí hace el papel del símbolo.
Además, el mismo derrotero histórico chileno hace que mantenga una postura reactiva frente a Perú, que al mismo tiempo —como señaló Larraín (2001)— tiene mucho de temor, temor a reevaluar lo ganado, a perderlo. Sería de una tremenda importancia para el futuro de ambos países superar estos discursos y visiones antagónicas que impiden un desarrollo mutuo, cooperación activa, la creación de una cultura de la paz que contribuya a un mejor aprovechamiento de los recursos y la constitución de ejes de acción mutuos en todos los ámbitos, desde la política hasta el deporte y la cultura.
Chile y Perú no solo tienen una historia de desencuentros, sino también de cooperación, apoyo y hermandad. Ya que hemos hasta ahora propiciado lo primero, quizás sea hora de enfatizar lo segundo. Notas * Este artículo es resultado de la tesis de Magíster en Estudios Internacionales, en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, 2011, titulada “Chile y Perú: cómo la idea de nación y los imaginarios condicionan la relación vecinal.1883-1980”,1 La Guerra del Pacífico fue un conflicto bélico que entre 1879 y 1883 enfrentó a Chile con el Perú y Bolivia a causa, en primera instancia, de los límites entre Chile y Bolivia; la existencia de un tratado secreto de alianza entre Bolivia y el Perú y los grandes depósitos salitreros de Antofagasta y Tarapacá.
El conflicto terminó con la victoria chilena, que anexó los territorios en disputa, ocupó Lima y el Perú por tres años y mantuvo bajo su soberanía a Tacna y Arica hasta 1929. Bolivia perdió Antofagasta y su salida al mar, mientras Perú cedió Tarapacá y, hasta 1929, Tacna.2 La Expedición Libertadora fue una operación militar argentino-chilena que tuvo por misión la independencia del Perú.
- Estuvo bajo el mando del general José de San Martín, formada por tropa argentina y chilena y financiada casi completamente por Chile.3 Conocida como Guerra del Pacífico en España, fue una contienda bélica que enfrentó a Chile y Perú aliados frente a España entre 1865 y 1866.
- La causa del conflicto fue la ocupación de las islas peruanas de Chincha por parte de España, que motivó la alianza chileno-peruana, la cual contó con el apoyo político de Bolivia y Ecuador.
El conflicto terminó con la retirada de las tropas españolas.4 El Tratado de Ancón, firmado entre Chile y el Perú el 20 de octubre de 1883, puso fin a la Guerra del Pacífico. Entre sus disposiciones estipuló que Chile se quedaba a perpetuidad con la provincia de Tarapacá, y que Tacna y Arica lo estarían por un período de diez años, al cabo de los cuales se debería realizar un plebiscito que decidiera su suerte.
- El plebiscito nunca se realizó y Chile mantuvo bajo su soberanía a ambas ciudades hasta el Tratado de 1929, que devolvió Tacna al Perú y ratificó la soberanía chilena en Arica.
- Referencias Aljovín de Losada, C.
- 28 de agosto de 2010).
- Historiador de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
- Comunicación personal.
Lima, Perú, Anderson, B. (1993). Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y difusión del nacionalismo, Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica. Bonilla, H. (1980). Un siglo a la deriva. Lima, Perú: Instituto de Estudios Peruanos. Cid, G.
- 2009). Un ícono funcional: la invención del roto como símbolo nacional, 1870-1888. En G. Cid y A.
- San Francisco (Eds.), Nación y nacionalismo en Chile.
- Siglo XIX. Vol.I.
- Pp.221-254).
- Santiago, Chile: Ediciones Centro de Estudios Bicentenario.
- Cavieres, E.
- 29 de abril de 2011).
- Académico en el Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y en la Universidad de Chile, Premio Nacional de Historia 2008.
Comunicación personal. Valparaíso, Chile. Connor, W. (1998). Etnonacionalismo. Madrid, España: Trama editorial. Cotler, J. (7 de septiembre de 2010). Sociólogo del Instituto de Estudios Peruanos. Comunicación personal. Lima, Perú, Dager, J. (25 de agosto de 2010).
- Doctor en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Archivo Histórico de Lima y del Archivo General de Lima.
- Comunicación personal.
- Lima, Perú,
- De Althaus, M. (1979).
- Identidad nacional y Estado en el Perú. En A.
- De la Flor, M.
- De Althaus y A.
- Escobar (Eds.), Perú: identidad nacional (pp.209-234).
Lima, Perú: CEDEP. De Gregori, C. (1978). Indigenismo, clases sociales y problema nacional: la discusión sobre el “problema indígena” en el Perú. Lima, Perú: Ediciones Centro Latinoamericano de Trabajo Social, CELATS. Florez, J.M. (2007). El viaje interior.
- La dinámica social peruana y el ‘problema chileno’. En P.
- Milet y M.
- Artaza (Eds.), Nuestros vecinos (pp.399-416).
- Santiago, Chile: RIL editores.
- Foucault, M. (2002).
- Vigilar y castigar.
- Nacimiento de la prisión,
- Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI editores.
- González, S. (2008).
- La llave y el candado: el conflicto entre Perú y Chile por Tacna y Arica (1883-1929).
Santiago, Chile: LOM ediciones / Universidad de Santiago de Chile. Instituto de Opinión Pública, Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto de Investigación de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales de Chile (2010). Perú y Chile: diferencias y coincidencias.
Estado de la opinión pública V. Recuperado de http://e.peru21.pe/102/doc/0/0/2/4/1/241385.pdf Jocelyn-Holt, A. (1997). El peso de la noche: nuestra frágil fortaleza histórica. Buenos Aires, Argentina: Espasa Calpe. Larraín, J. (2001). Identidad chilena. Santiago, Chile: LOM ediciones. ————. (18 de abril de 2011).
Académico de la Universidad Alberto Hurtado. Comunicación personal. Santiago, Chile. Mc Evoy, C. (1997). La utopía republicana: ideales y realidades en la formación de la cultura política peruana (1871-1919). Lima, Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú / Fondo Editorial.
- Quiroz Paz-Soldán, E. (1984).
- Cien años después.1879-1979: reflexiones sobre la Guerra del Pacífico.
- Lima, Perú: Fundación M.J.
- Bustamante de la Fuente.
- Robles Montoya, J.
- 2 de septiembre de 2010).
- Oficial de Ejército®, máster en Administración de Empresas, analista de seguridad y defensa nacional.
- Comunicación personal.
Lima, Perú, Rodríguez, J. (2004). Chile-Perú: el siglo que vivimos en peligro. Santiago, Chile: La Tercera / Mondadori. ————. (15 de junio de 2011). Periodista, abogado y exdiplomático. Comunicación personal. Santiago, Chile. Rodríguez, M. (2010). La soberanía marítima del Perú: la controversia entre el Perú y Chile.
Lima, Perú: Derrama magisterial. Subercaseaux, B. (1997). Historia de las ideas y de la cultura en Chile. Vol.4. Santiago, Chile: Editorial Universitaria. ————. (2010). Raza y nación: ideas operantes y políticas públicas en Chile, 1990-1940. En G. Cid y A. San Francisco (Eds.), Nacionalismos e identidad nacional en Chile: siglo XX.
Vol. II. (pp.69-92). Santiago, Chile: Ediciones Centro de Estudios Bicentenario. ————. (6 de mayo de 2011). Académico de la Universidad de Chile. Comunicación personal. Valparaíso, Chile. Toche, E. (3 de septiembre de 2010). Historiador, investigador y analista político del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo del Perú.
Ver respuesta completa
¿Qué pasó cuando los chilenos invadieron Antofagasta?
El 14 de febrero de 1879 marcó el fin de la soberanía boliviana en Antofagasta y el inicio de la Guerra del Pacífico, con la ocupación de las tropas chilenas de esa ciudad debido a que ese día estaba decretado el remate de los bienes de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta,
La fragata Blanco Encalada llevaba un mes en la bahía a la espera de órdenes. Ese 14 de febrero, cerca de las siete de la mañana lanzó salvas de artillería, en saludo a los buques de guerra chilenos Cochrane y O’Higgins, que se acercaban lentamente al puerto. Una hora más tarde, desembarcó el primer contingente de tropas,
La prensa boliviana consigna que “más de tres mil rotos de poncho, encabezados por otros de levita, se amotinaron y, entre la algazara más espantosa se dirigieron a la Prefectura. Allí arrancaron el escudo boliviano y lo rompieron para izar después el pabellón chileno y tomaron el cuartel” (Ardiles, 2013: 146).
- Para el historiador Benjamín Vicuña Mackenna, la ocupación militar de Antofagasta se trató de un espectáculo cívico en que los soldados servían de escolta al pueblo y éstos eran saludados con exclamaciones muy chilenas y pintorescas muestras de patriotismo (Vicuña Mackenna, 1880: 17).
- Después de tomar la ciudad, el coronel Emilio Sotomayor se dirigió hacia el interior y ocupó el Salar del Carmen y la quebrada de Caracoles,
Las autoridades bolivianas fueron informadas de que las tropas chilenas se preparaban para invadir el resto del litoral boliviano. En ese momento, decidieron “que los pocos guardias de Cobija y Tocopilla fuesen a aumentar el número de los defensores de Calama ” (Ardiles, 2013: 148).
- El ejército chileno controló Cobija y Tocopilla,
- El subprefecto boliviano Manuel Abasto, que defendió esta última plaza, relató: “no puedo oponer resistencia alguna contra cuatro vapores, dos de ellos blindados, y me limito a protestar enérgicamente, arriando el pabellón boliviano (y) ninguno de los funcionarios públicos está dispuesto a continuar en su puesto bajo la tutela chilena” (En Ardiles: 2013: 148).
Chile conoció entonces la existencia de un ” Tratado de Alianza Defensiva ” entre Bolivia y Perú, firmado en secreto por ambos países en 1873 y declaró el estado de guerra a ambas naciones el 5 de abril de 1879.
Ver respuesta completa
¿Cuáles fueron las consecuencias de la batalla de Tarapacá?
Consecuencias – Las bajas en ambos lados fueron enormes. Los chilenos contabilizaron 516 muertos y 179 heridos, más que en las batallas de Pisagua, Germania y Dolores juntas. : 691 Los peruanos dieron en sus partes un total de 236 muertos y 261 heridos.
- : 692 Las pérdidas de oficiales en ambos bandos fueron especialmente destacables: Por los chilenos puede mencionarse al teniente coronel Eleuterio Ramírez, comandante del 2º de Línea y a su segundo comandante, Bartolomé Vivar, que no sobrevivió a sus heridas.
- Del mismo cuerpo, perdieron la vida los capitanes Diego Garfias, Ignacio Silva y José Antonio Garretón Silva, además de un teniente y siete subtenientes.
El Zapadores perdió cinco subtenientes, el Chacabuco a su segundo comandante, mayor Valdivieso y su ayudante Ríos y dos tenientes. En el Perú, por su parte, lamentaron la pérdida del comandante del 2 de mayo, coronel Manuel Suárez y de los tenientes del mismo cuerpo Torrico y Osorio.
El Zepita perdió a su segundo jefe, el teniente coronel Zubiaga, el capitán Figueroa y los subtenientes Cáceres (hermano del coronel Andrés Cáceres) y Meneses. La 2º División a los capitanes Odiaga, Chávez, Vargas y Rivera y tres subtenientes. El 2º Ayacucho un teniente y dos subtenientes; la columna Tarapacá al mayor Francisco Perla; el 3º Ayacucho el mayor Escobar, un teniente y dos subtenientes; los Cazadores del Cuzco y el batallón Iquique un subteniente cada uno; la columna Naval al capitán Meléndez, y la 5º División al coronel Miguel Ríos, que al igual que Vivar no sobrevivió a sus heridas.
Las tropas de Arteaga se replegaron a Negreiros al día siguiente. Días después de la batalla, el Ministro de Guerra chileno, Rafael Sotomayor, ordenó el envío de tropas ligeras a cortar la retirada de los peruanos hacia Arica y hostigarlos durante la marcha.
El General Baquedano dispuso que unos 300 jinetes de Cazadores y Granaderos, que se hallaban en Tiviliche, marcharon al este a cumplir esta orden, pero el Teniente Coronel Yábar que los mandaba fue informado en Suca de que los peruanos habían ya pasado al norte, cuando en realidad se hallaban todavía en Camiña (6 de diciembre de 1879), a 204 km de Arica.
Yábar regresó a Tana engañado por este falso dato. : 698 La derrota chilena de Tarapacá no cambió sus planes de campaña, y sólo ocasionó la renuncia de Vergara a su comisión al ser culpado del desastre. : 706 Para los peruanos, en tanto, la victoria de Tarapacá no cambió su situación, : 157 ya que luego de la batalla el ejército abandonó el lugar con destino a Arica, junto con toda la población que, huyendo de las represalias, dejó sus hogares.
Ver respuesta completa
¿Qué consecuencias económicas nos trajo la guerra con Chile?
Perú – El Tratado de Ancón puso fin a la guerra, aunque Perú continuo desangrándose en una guerra civil entre Miguel Iglesias y Andrés Cáceres, Ocho de los catorce artículos del tratado estipulan normas netamente económicas y el que cede Tarapacá a Chile (el 2.
Ver respuesta completa
¿Qué territorios perdió Bolivia con Chile?
¿Así le fue arrebatada a Bolivia la franja marítima de Atacama? Pese a que muchas versiones y documentos señalan que Bolivia contaba con salida al mar desde su fundación como país en 1825, actualmente esta nación no la posee porque le fue arrebata en la Guerra del Pacífico o Salitrera en 1879.
LEA TAMBIÉN : Chile se enfrentó a Bolivia y su aliado, Perú, en una confrontación que duró hasta el año 1883, la guerra se desarrolló en el océano Pacífico, en el desierto de Atacama y en las serranías y valles peruanos. Como resultado Chile le quitó a Bolivia la franja marítima de Atacama. El enfrentamiento entre las tres naciones vecinas se da luego de que la administración de Bolivia, presidida por Hilarión Daza, decidió establecer un impuesto a la empresa chilena Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (CSFA).
Chile dijo que se trató de una violación del tratado limítrofe suscrito en 1874 en el cual se establecía la prohibición de imponer nuevos aumentos o impuestos. Bolivia pierde su franja marítima a manos de Chile luego de una confrontación que duró al menos cuatro años, Foto: ECHSP Para el siglo XIX, Chile contaba con una economía de exportación basada en salitreras que se extendían por el desierto de Atacama y al sur del territorio peruano, cuando Bolivia estableció el gravamen, Chile decidió invadir el territorio tras argumentar la violación del tratado.
De este choque de fuerzas resultó ganador Chile, por tal razón movió su frontera hacia el norte y le quitó a Bolivia unos 120.000 kilómetros cuadrados de territorio y 400 kilómetros de costa, según las estimaciones de historiadores. Tras estos sucesos, Bolivia firmó un pacto de tregua indefinido con Chile en 1884, con lo que finaliza la guerra entre ambas naciones y se acepta la anexión a Chile de la provincia de Antofagasta (Departamento del Litoral).
Según el Tratado de 1904, el territorio chileno se extiende hasta la frontera con Perú y la de Bolivia no alcanza a tocar el mar. El 14/feb/ 1879 marcó el fin de la soberanía boliviana en Antofagasta y el inicio de la Guerra del Pacífico,con la ocupación de las tropas chilenas de esa ciudad debido a que ese día estaba decretado el remate de los bienes de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta.
— Carlos Manuel Muñoz (@manmunoz74) Por su parte, Bolivia señala que este tratado es “profundamente injusto e insolidario y que se basa en la posición ventajosa de un país que venció al otro”, por tal razón reclama un corredor de al menos 10 kilómetros de ancho que se extienda desde su frontera con Chile al Pacífico, más un pedazo de la costa en la cual desarrollar su actividad industrial y comercial”.
Frente a la postura de Chile de negar el espacio al mar de Bolivia, el país interpuso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en 2013 un proceso judicial del cual se conoció la decisión el 1 de octubre de 2018. En el veredicto se indica que Chile no tiene la obligación de negociar con Bolivia el acceso con soberanía al océano Pacífico.
Ver respuesta completa
¿Cuáles fueron las causas por lo que los chilenos nos declararon la guerra?
Las principales causas de esta guerra fueron la rivalidad comercial entre Chile y Perú; el no pago a Chile del préstamo hecho a Perú durante la guerra de Independencia; y el financiamiento por parte del mariscal Santa Cruz de una expedición a Ramón Freire Serrano para desestabilizar al gobierno de José Joaquín Prieto,
Ver respuesta completa
¿Qué causas explican las transformaciones territoriales en Chile?
Los principales cambios territoriales en Chile se deben a razones económicas, como el interés en el salitre, o las tierras para la agricultura en el sur. La incorporación de zonas indígenas, como la mapuche y la rapa nui, desarrollaron conflictos sociales y políticos que perduran hasta la actualidad.
Ver respuesta completa
¿Qué consecuencias negativas tuvo el proceso de la colonización de la zona austral?
Con el fin de incorporar nuevas tierras y ejercer soberanía nacional en el sur de Chile, hacia 1850 el Estado implementó estímulos para el asentamiento de inmigrantes extranjeros. Con la Ley de Colonización promulgada en 1845, el gobierno de Manuel Bulnes buscaba atraer a profesionales para colonizar el territorio entre Valdivia y Puerto Montt.
- A cargo de esta misión estaba Bernando Philippi quien a partir de una serie de medidas de estímulo, viajó a Alemania y logró convencer a alemanes para asentarse al sur de Chile.
- A pesar de las objeciones interpuestas por sectores católicos, en 1846 Philippi instaló el primer grupo de colonos en torno al sistema fluvial del río Valdivia y, con la ayuda de su hermano Rodulfo Amando, exploró la cuenca del lago Llanquihue con el objeto de habilitar nuevas tierras para los interesados.
En octubre de 1850, Vicente Pérez Rosales reemplazó a Philippi como agente de colonización en Europa y, dos años más tarde, desembarcó en Puerto Montt con decenas de familias alemanas que se instalaron a orillas del lago Llanquihue. Esta nueva oleada de inmigrantes transformó el paisaje natural del territorio, al dedicarse a la agricultura y cuya producción se complementó con las actividades fabriles y comerciales que realizaban sus compatriotas radicados en Valdivia.
- En las dos últimas décadas del siglo XIX, los colonos lograron desarrollar una pequeña industria.
- En Valdivia se constituyó un sector dedicado a la elaboración de cerveza, curtiembres, astilleros y aserraderos; en las orillas del lago Llanquihue y en los llanos de Osorno, las actividades agropecuarias se desarrollaron en función del abastecimiento de insumos para el enclave valdiviano y en Puerto Montt prosperó el comercio con Hamburgo, lo que contribuyó al aumento de la demanda para la producción de los colonos alemanes.
Sin embargo hacia 1870, ya se reflejaba el impacto de la colonización sobre las comunidades mapuche y huilliche habitantes de la zona. Debido al aumento de población en la región, surgió la necesidad de expansión hacia nuevas tierras debido a una economía principalmente agraria, lo que supuso una serie de irregularidades para ocupar terrenos que, tradicionalmente y desde tiempos prehispánicos, pertenecían a las comunidades indígenas que vivían ahí.
Bajo un sistema impune y desregularizado la colonización supuso una ocupación a través de medidas ilícitas y fraudulentas de tierras mapuche, relegándolos a zonas geográficas marginales y destruyendo su unidad de organización básica: la comunidad, lo que a largo plazo implicaría el desarrollo de importantes conflictos entre los habitantes de la región.
A principios del siglo XX el proceso de colonización entró en recesión. Primero debido al fin de la política de colonización impuesta por el Estado y luego por la crisis económica nacional. Sin embargo, la influencia alemana en la zona continuó expandiéndose manifestándose en la arquitectura y sus negocios tradicionales como la cerveza germana
Vicente Pérez Rosales, 1807-1886 Calle San Francisco, Valdivia Karte der provinz Valdivia, 1846 Valdivia Vapor Toltén en el Río Valdivia Cervecería Adwandter, 1906 Plaza de la República, Valdivia, 1877 Valdivia: Intendencia e Iglesia Matriz, 1877 Isla Teja, panorama 1 en 1875 Valdivia, 1836 Valdivia en 1862 Vapor Osorno frente a la Compañía Industrial de Valdivia, 1880 Valdivia, 1835 Prochelle & Co.1898 vapor “Chillán” Carlos Anwandter, 1800-1889 Vicente Bustillos, 1800-1873 Bernardo Eunom Philippi, 1811-1852 Lago Llanquihue – Puerto Varas Plano de Valdivia, 1853 Corral, hacia 1859 Plano de Arauco y Valdivia con la designación de la antigua i nueva línea de frontera contra los indios, 1870 Ignacio Domeyko, retrato de medio cuerpo, hacia 1900 Lago Llanquihue Frente a la Isla Teja en 1875, vaporcito “Fortuna” Litoral de Llanquihue : comprendido entre la rada de Las Banderas i el río Maullín Plano de Puerto Montt ó Melipulli, levantado en noviembre de 1859 Guillermo Frick, 1813-1905 Litoral de Valdivia : comprendido entre el río Tolten i la Caleta del Milagro Plano de la zona de Valdivia, entre el río Mehuin y Lumaco, 1830 Croquis de las lineas antigua i nueva del camino publico de Valdivia á la Unión i de los senderos abiertos entre Valdivia i la Tregua, 1855 Plazuela del Valle, Río Valdivia, 1876 Puerto Montt, 1906 José Ramón Elguero del Campo, 1821-1897 Croquis del Lago Ranco, Provincia de Valdivia, 1836 Puerto Montt, 1906 Alerce gigante en el camino entre Puerto Montt y Puerto Varas, hacia mediados del siglo XIX Plano del río Valdivia i sus tributarios australes Cervecería Andwanter Hermanos, 1875 Agrimensor Guillermo Doll, 1946 Juan Williams y Bernardo Philippi, hacia 1842 Isla Teja, panorama 2 en 1875 Indicaciones para perfeccionar el mapa de la provincia de Valdivia, según los recuerdos de un reciente viaje al volcán de Osorno, 1852 Grupo de colonos alemanes de la Sociedad del Lanín, 1906
¿Qué daños causo el Ejército de Chile en Lima?
La expoliación de bienes culturales peruanos durante la guerra del Pacífico fueron las apropiaciones de objetos de gran valor cultural realizadas durante el gobierno de ocupación chileno en Lima (17 de enero de 1881-23 de octubre de 1883) en el transcurso de la guerra del Pacífico (1879-1883).
La más conocida es la sustracción de libros de la Biblioteca Nacional de Perú, pero también afectó a otras instituciones peruanas y también a lugares de esparcimiento. El despojo significó en la práctica la sustracción de bienes culturales como estatuas, mármoles, piezas de museos, pinturas, instrumental científico, animales embalsamados (y vivos) y piezas arqueológicas, desde Perú y cargadas en los navíos chilenos arribaron a Valparaíso y a otras ciudades del país vencedor.
A menudo llamado saqueo, el despojo no fue cometido por soldados de menor graduación enceguecidos por la violencia de una lucha mortal y sin control de sus oficiales. Fueron requisas ordenadas por altos oficiales del ejército ocupante, anunciadas con anticipación y realizadas públicamente de las cuales se debió hacer un registro.
Inicialmente su objetivo era endurecer las circunstancias de la derrota para obligar a la nación vencida a firmar una paz con cesión. : pág.297 Finalmente se convirtieron en un medio de servir la vanidad de oficiales que regalaban ornamentos, utensilios y libros a las ciudades e instituciones de donde provenían.
A pesar de que las leyes internacionales vigentes durante el conflicto, el Código Lieber y la Declaración de Bruselas (1874) se contradecían en cuanto a la legalidad de la medida, los esfuerzos diplomáticos y de los directores de las instituciones afectadas, no pudieron impedir el despojo que fue y ha sido condenado unánimemente, más cuando incluso muchos de los escritos chilenos de la época aducían fines de orden y civilización a la ocupación chilena.
- : pág.292 El gobierno chileno había ordenado el 3 de noviembre de 1882 cesar las exanciones, y por un acuerdo de la Cámara de Diputados del 4 de enero de 1883 ordenó públicamente el cese de los despojos.
- En 1885, tras los esfuerzos de Ricardo Palma ante el presidente de Chile, Domingo Santa María, se logró la devolución de un parte de los libros y otros objetos.
Solo en 2007 el gobierno chileno devolvió al Perú 3788 libros que se encontraron en la Biblioteca Nacional de Chile, No son considerados bienes culturales objetos tales como armas, cañones, maquinaria, rieles o locomotoras, etc.
Ver respuesta completa
¿Qué territorios perdimos en la Guerra del Pacífico?
Territorio limítrofe con Perú – Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile Antes de la, Chile no había tenido conflictos sobre límites territoriales con Perú. Desde la Colonia, el Río Loa había sido el límite natural entre ambos pueblos. En el del 20 de octubre de 1883, que restableció la paz entre los dos países tras la Guerra, Perú cedió a Chile el territorio de la provincia litoral de Tarapacá perpetua e incondicionalmente.
- Tacna y quedaron bajo jurisdicción chilena por diez años; luego un plebiscito decidiría la soberanía definitiva.
- La soberanía de ambas provincias se estableció definitivamente en el, firmado en 1929, donde Tacna pasó a soberanía peruana y Arica a jurisdicción chilena.
- Además se instauró que la frontera partiría en un punto de la costa llamado “Concordia”, a diez kilómetros al norte del puente del Río Lluta, seguiría al oriente en línea paralela a la vía del ferrocarril Arica-La Paz, y pasaría por el centro de la Laguna Blanca, donde cada parte sería territorio de cada país.
El año 2014, la Corte Internacional de La Haya dictaminó que la frontera marítima “es la intersección del paralelo de latitud que cruza el Hito Nº1 con la línea de bajamar” (“Maritimie Dispute (Peru v. Chile)”, International Court of Justice, 2014). : Territorio limítrofe con Perú – Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile
Ver respuesta completa
¿Qué recursos naturales se perdió en la Guerra del Pacífico?
Petróleo, agua, tierra y minerales – Entre tales recursos naturales figuran principalmente el petróleo, el agua, el acceso a la tierra y ciertos minerales estratégicos, La distribución injusta de los recursos naturales, su mala gestión y la corrupción que emana de ellos son otros vectores que conducen al conflicto, especialmente en los países que tienen instituciones débiles, indicó el titular de la ONU.
Además, los recursos naturales también sirven para financiar guerras. Desde 1995, el 75% de los conflictos en África han sido parcialmente financiados por los recursos obtenidos con aquellos. Así, la extracción ilegal de minerales, madera, carbón y especies silvestres han servido para alimentar conflictos.
Por ejemplo, en la República Democrática del Congo, tales actividades han generado 100.000 millones de dólares para los rebeldes y los grupos criminales.
Ver respuesta completa
¿Cuándo fue la anexion de Tarapacá y Antofagasta?
Empero, el territorio anexionado, Tarapacá, fue incorporado primera- mente a la soberanía chilena, mediante la creación de la homónima provincia –por ley de 31 de octubre de 1884– y protección de la producción salitrera, en desmedro de la economía del caliche y posterior erección de la provincia de Antofagasta, en
Ver respuesta completa
¿Qué produce la region que perdimos en 1909?
El desmembramiento del territorio boliviano – El territorio sur de Tarija fue pretendido por Argentina desde la fundación de Bolivia como república. En 1837 el ejército boliviano triunfó en las batallas de Humahuaca, Iruya y Montenegro, pero en 1847 Argentina promovió debate sobre el Chaco Central y en tratados de 1889 y 1925, Bolivia le cedió 170.000 km², Ilustración de las cesiones territoriales bolivianas. (Fuente Wikimedia Commons, 13 August 2007). En 1867, el presidente Melgarejo cedía a Brasil 150.000 km² del territorio del Acre, en la Amazonia, rico en árboles de caucho, cuya explotación estaba en manos de empresas brasileñas; este producto, ya en 1900, alcanzó un alto valor como materia prima de los neumáticos de la naciente industria del automóvil, y significaba para Bolivia el segundo producto exportador después de la plata.
“Tras una campaña desventajosa, ante la imposibilidad de defender ese alejado y abandonado territorio productor de caucho, se suscribió el Tratado de Petrópolis de 1903,” cediendo Bolivia otros 190.000 km² a Brasil por dos millones de libras y otras exigencias. Este tratado lo veremos más adelante con mayor detalle, por su relevancia para este estudio junto con el tratado con Chile de 1904.
Desde la colonia, el límite de la Audiencia de Charcas (Bolivia) y el Virreinato de Lima (Perú) era materia indefinida, que se trató de zanjar con el arbitraje de Argentina en 1902; este fue rechazado por Bolivia e incluso, llevó a la ruptura de relaciones con ese país.
Ver respuesta completa
¿Qué pasó después de la batalla de la Concepción?
Tras el sangriento combate, todos los chilenos resultaron muertos, negándose los sucesivos mandos a aceptar las ofertas de rendición a pesar de la tremenda desproporción de fuerzas, por cuanto la columna peruana estaba reforzada por más de 1.500 indios montoneros.
Ver respuesta completa
¿Qué representa la batalla de Tarapacá para nuestro país?
Batalla de Tarapacá: Hoy se recuerda esta victoriosa gesta en la Guerra del Pacífico 0:48 h – Jue, 28 Nov 2019 Empujados por el amor a la patria, el 27 de noviembre de 1879, el ejército peruano venció a las fuerzas chilenas en la Batalla de Tarapacá.
- Pese a la notable superioridad en armamentos, los peruanos, al mando del Mariscal Andrés Avelino Cáceres, hicieron retroceder al enemigo.
- El Zepita escala el cerro por el lado Oeste, con empuje irresistible, desafiando los tiros que el enemigo descarga sin descanso sobre ellos.
- Se despliegan en guerrilla y sin detenerse, disparan incesantemente, a ciento cincuenta metros del enemigo, que cede al empuje de los nuestros”.
Así lo narró el propio Mariscal Andrés Avelino Cáceres, en la última entrevista que dio el 27 de noviembre de 1921, para el diario La Crónica, Capturado el Monitor Huáscar, en octubre de 1879, el ejército chileno invade territorio peruano e inicia la campaña terrestre de la Guerra del Pacífico.
- El 2 de noviembre, invasores chilenos desembarcan en el pequeño pero estratégico puerto de Pisagua.
- Tras la dura derrota en San Francisco, el 19 de noviembre, un reducido y débil número de sobrevivientes llega a Tarapacá.
- Los chilenos, enterados de esto, deciden atacar sorpresivamente.
- Sin embargo, un arriero había informado a las tropas peruanas que se acercaba el ejército chileno, esto dio tiempo de organizar la defensa.
El 27 de noviembre, pese al cansancio y al pobre equipamiento, el ejército peruano defendió Tarapacá. En base al ingenio y hábiles maniobras del héroe nacional, Andrés Avelino Cáceres, se logró desalojar a los chilenos de su reducto. Esta ha sido la primera y única victoria de los peruanos en la Guerra del Pacífico.
Tras la batalla se inició la persecución. Lamentablemente, el ejército peruano no contaba con caballos y estaba casi sin municiones, motivo por el cual tuvo que abandonar la acción. Producto de esta emblemática y única victoria en la Guerra del Pacífico, el 27 de noviembre también se conmemora el Día del Arma de Infantería Peruana.
: Batalla de Tarapacá: Hoy se recuerda esta victoriosa gesta en la Guerra del Pacífico
Ver respuesta completa
¿Cuándo se ganó la guerra con Perú Qué pasó con el departamento de Tarapacá?
Después de un día de combate, las tropas peruanas se retiran y el Departamento de Tarapacá queda bajo el dominio de los chilenos. Su desarrollo táctico es difícil de describir, debido a los diversos episodios que tuvieron lugar.
Ver respuesta completa
¿Qué consecuencias tuvo para Chile la derrota de las tropas patriotas en el Desastre de Rancagua?
Batalla de Rancagua – Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile También conocida como el “Desastre de Rancagua”, se desarrolló entre el 1 y 2 de octubre de 1814 en la plaza de esa ciudad y tenía como fin frenar a las fuerzas realistas de Mariano Osorio de su avance hacia, Las tropas patriotas no pudieron contener a un poderoso ejército de cinco mil hombres, el cual destruyó la resistencia patriota, canceló temporalmente la independencia de Chile y significó el fin de la Patria Vieja, dando inicio a la,
Ver respuesta completa
¿Qué ocurrió con la propiedad de las salitreras tras la conquista de Antofagasta y Tarapacá por parte de Chile en la Guerra del salitre?
Los primeros antecedentes de la explotación del salitre se remontan al periodo colonial, cuando se empleó para fábricar pólvora. A comienzos del siglo XIX, el salitre tarapaqueño comenzó a ser conocido en Europa gracias a su uso en la industria química como base para fabricar explosivos y en la creación de fertilizantes.
- En esa época, algunos exploradores y empresarios chilenos descubrieron y explotaron el salitre del Salar del Carmen, a través de la Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta,
- En la década de 1880, Chile derrotó a Perú y Bolivia en la guerra del Pacífico e incorporó a su territorio las provincias de Tarapacá y Antofagasta,
En estas provincias, particularmente en la pampa del Tamaruga l y el desierto de Atacama, se encontraba el salitre en grandes cantidades. La extracción de este mineral se integró rápidamente al impulso de industrialización nacional y su exportación convirtió a Chile en el principal productor mundial.
- Los mantos calicheros, de alta calidad y abundancia, se extendían desde la quebrada de Camarones hasta Taltal y fueron de fácil acceso gracias a los caminos tradicionales y a la construcción de líneas férreas y ramales,
- La gran cantidad de recursos y la buena conectividad facilitaron que el país tuviera el monopolio sobre su producción.
Sin embargo, esto no aseguró el desarrollo sostenido, ya que la industria salitrera vivió etapas de auge y crisis de manera periódica. El Estado chileno resolvió dejar en manos privadas la explotación del salitre, pero aplicó un elevado impuesto a la exportación, generando grandes recursos para las arcas fiscales.
- En un comienzo, los capitales que predominaron fueron chilenos y peruanos, pero luego, se incorporaron capitales alemanes, italianos, franceses, españoles y croatas.
- Sin embargo, los empresarios que lograron dominar la industria salitrera fueron mayoritariamente ingleses.
- De hecho, uno de los empresarios más importantes, John Thomas North, fue conocido en esta época como el “Rey del Salitre”.
La industria comenzó a especializarse y a innovar tecnológicamente para hacer más eficiente la e xplotación del salitre, Además, durante el cambio siglo, los empresarios salitreros se organizaron gremialmente para desarrollar estrategias de comercialización y propaganda que mantuvieran altos los niveles de consumo de salitre en el extranjero, sobre todo en Europa y Norteamérica.
- Uno de los principales impulsores de estas políticas de desarrollo comercial fue el ingeniero Alejandro Bertrand, quien en 1910 advirtió sobre las posibles consecuencias que una o varias crisis económicas consecutivas podrían tener en la industria del salitre.
- A la par con la industria salitrera, y a causa de la migración de hombres y mujeres en busca de trabajo, se formaron numerosos espacios poblados en la pampa y en los puertos y caletas de embarque.
Así también se construyó una extensa red de ferrocarriles. A pesar del desarrollo que significó el salitre, en la década de 1920 se produjo una recesión importante cuyo punto más álgido fue la Gran Depresión de 1929. Una de sus consecuencias fue el fin del ciclo expansivo del salitre chileno que obligó al país a reorganizar la industria minera,
Oficina Primitiva : calicheras, hacia 1889 Territorio ocupado en Tarapacá por el ejército chileno, 1879 Provincia de Tarapacá, hacia 1885 Nitrato de Chile: el único nitrato natural, 1933 Mapa de los ferrocarriles de Iquique y Pisagua y del ferrocarril de Agua Santa de los cantones Negreiros y Huara a Caleta Buena, 1892 By using chilean nitrate of soda bring prosperity in vew: the fertilizer, 1912 Caliche siendo arrojado al interior de los cachuchos, hacia 1889 Salitre do Chile: adubo azotado natural, 1939, hacia 1900 Nitrato di soda del Chile: concime azotato, 1906 Trabajadores al interior de una oficina salitrera, hacia 1900 Oficina Primitiva : una sección de las acendraderas, hacia 1889 Cilský liadok, hacia 1900 Düngungsversuche zu Strabenbäumen, 1905 Oficina Solferino: cachuchos, hacia 1889 Vista general de la Oficina Salitrera Buen Retiro, Tarapacá, 1889 Oficina Sacramento : vista jeneral, hacia 1889 Carta de los desiertos de Tarapacá y Atacama, 1879, hacia 1900 Nitrato natural de Chile: el abono de la tierra para la tierra, 1959, hacia 1900 Fertilization of orange trees with nitrate of soda, hacia 1990 Maquinaria y bateas de cristalización de salitre: Oficina Salitrera Jaspampa: Tarapacá, 1889 Provincia de Antofagasta, hacia 1885 Obreros catando minas, 1906 Chilean nitrate: containing vital elements, hacia 1900 Extracción del salitre, hacia 1889 Santiago Humberstone, 1850-1939 Cachuchos de salitre, 1908, hacia 1900 Parada o planta primitiva de elaboración del salitre, hacia 1830 Chilean nitrate of soda, 1927 Triturando el caliche, hacia 1889 Rada Tocopilla, 1885 Chilisalpeter: van vroeger dagen is veel verdwenen, haci 1900 Obreros moviendo carros con caliche para su descarga en los “cachuchos”, Oficina Solferino, Tarapacá, 1889 Mapa de ferrocarriles de Tarapacá Til rodfrugter er chilesalpeter uerstattelig, 1926 Muelle de Tocopilla, hacia 1900 Embarque de salitre en Pisagua, 1891 Vartok Cile salietra, hacia 1900 Chilean nitrate of Soda: is the best natural nitrogenous fertilizer for tobacco, 1930 Cargando vagones con salitre, hacia 1889 Vista general de la Oficina Ramírez, hacia 1880 Empaque del salitre, 1889 Chilesalpeter: det lönar sig att använda, hacia 1930 Nitrate de soude du Chile, hacia 1900 Saletra chilijska, 1927 Afiche de Japón, hacia 1900 Bol mahsul elde etmenin sirri, 1949 Pourquoi la Flandre obtient-elle de si fortes récoltes?, hacia 1900
¿Cuál era el objetivo de los chilenos para apoderarse de Tarapacá?
Cruz pintada con alquitrán por el grupo paramilitar chileno «Los Cowboys» (conocidos como «mazorqueros») en una casa de Tacna en 1926, para señalar que pertenecía a peruanos. A un costado, casa con bandera chilena. Chilenización de Tacna, Arica y Tarapacá es la denominación utilizada para designar un proceso de transculturación o aculturación de las zonas administradas e incorporadas por Chile, tras la guerra del Pacífico (1879-1883), con la finalidad de trasplantar las tradiciones culturales chilenas, en reemplazo de aquellas cultivadas en Perú y los valores propios de las comunidades indígenas de la zona.
En el Tratado de Ancón de 1883, la República del Perú cedió a la República de Chile, «perpetua e incondicionalmente», el territorio de Tarapacá ; además, se estipuló la posesión por Chile de las provincias de Tacna y Arica, que quedaron sujetas a la legislación y autoridades chilenas, por un plazo de diez años, al cabo de los cuales se realizaría un plebiscito que definiría el dominio y soberanía sobre estas últimas, este plebiscito no se realizó, finalmente el Tratado de Lima solucionó el asunto de la soberanía.
Tanto Perú como Chile realizaron esfuerzos para intentar asegurar tales territorios y sus habitantes para sí. El Estado chileno, por su victoria bélica, la administración del territorio, pudo iniciar un amplio proceso de «chilenización» dirigido a la población local, interviniendo en las organizaciones privadas y públicas de la zona, utilizando como ejes a la escuela fiscal, el servicio militar y la labor de la Iglesia católica,
- Perú, por su parte, recurrió a las autoridades eclesiásticas y sacerdotes peruanos, las escuelas privadas y los diarios, para frenar los planes del gobierno chileno.
- A inicios del siglo XX la «chilenización» se hizo más intensiva y compulsiva, llegando a puntos exacerbados hacia el primer centenario de la Independencia de Chile, por la actividad de ciertos grupos de población civil chilena, de naturaleza nacionalista, que comenzaron la creación de “ligas patrióticas ” y clubes de diversa índole, con la finalidad de hacer desaparecer los rasgos peruanos de los territorios de Tacna, Tarata, Arica y Tarapacá,
El Estado peruano llevó a cabo estrategias para contrarrestar las políticas de “chilenización” y conservar la adhesión de sus “provincias cautivas”. Para ello subvencionó agentes que incursionaron precisamente en espacios que suelen moldear el carácter nacional de los individuos: escuelas, parroquias, sociedades benéficas y prensa.
Hubo una suerte de doble administración que tuvieron ambas provincias: una formal chilena con base jurídica, y otra informal y clandestina, llevada a cabo por el Perú. Estas acciones peruanas clandestinas contribuyeron a que durante las primeras décadas del siglo XX Chile aplicara políticas drásticas contra los agentes peruanos y la población irredenta.
Estos hechos, tanto políticos como violentos, continuaron hasta la firma del Tratado de Lima, el 3 de junio de 1929.
Ver respuesta completa
¿Que sucedió durante la Campaña de Tarapacá?
Con la batalla de Tarapacá y el repliegue del ejército peruano hacia Arica, quedaba finalizada la campaña de Tarapacá. La consecuencia política fue la salida de Ignacio Prado, presidente del Perú hacia Europa y el paso del poder al dictador Nicolás Piérola, así como la caída del gobierno de Hilarión Daza en Bolivia.
Ver respuesta completa
¿Qué representa la batalla de Tarapacá para nuestro país?
Batalla de Tarapacá: Hoy se recuerda esta victoriosa gesta en la Guerra del Pacífico 0:48 h – Jue, 28 Nov 2019 Empujados por el amor a la patria, el 27 de noviembre de 1879, el ejército peruano venció a las fuerzas chilenas en la Batalla de Tarapacá.
Pese a la notable superioridad en armamentos, los peruanos, al mando del Mariscal Andrés Avelino Cáceres, hicieron retroceder al enemigo. “El Zepita escala el cerro por el lado Oeste, con empuje irresistible, desafiando los tiros que el enemigo descarga sin descanso sobre ellos. Se despliegan en guerrilla y sin detenerse, disparan incesantemente, a ciento cincuenta metros del enemigo, que cede al empuje de los nuestros”.
Así lo narró el propio Mariscal Andrés Avelino Cáceres, en la última entrevista que dio el 27 de noviembre de 1921, para el diario La Crónica, Capturado el Monitor Huáscar, en octubre de 1879, el ejército chileno invade territorio peruano e inicia la campaña terrestre de la Guerra del Pacífico.
El 2 de noviembre, invasores chilenos desembarcan en el pequeño pero estratégico puerto de Pisagua. Tras la dura derrota en San Francisco, el 19 de noviembre, un reducido y débil número de sobrevivientes llega a Tarapacá. Los chilenos, enterados de esto, deciden atacar sorpresivamente. Sin embargo, un arriero había informado a las tropas peruanas que se acercaba el ejército chileno, esto dio tiempo de organizar la defensa.
El 27 de noviembre, pese al cansancio y al pobre equipamiento, el ejército peruano defendió Tarapacá. En base al ingenio y hábiles maniobras del héroe nacional, Andrés Avelino Cáceres, se logró desalojar a los chilenos de su reducto. Esta ha sido la primera y única victoria de los peruanos en la Guerra del Pacífico.
Tras la batalla se inició la persecución. Lamentablemente, el ejército peruano no contaba con caballos y estaba casi sin municiones, motivo por el cual tuvo que abandonar la acción. Producto de esta emblemática y única victoria en la Guerra del Pacífico, el 27 de noviembre también se conmemora el Día del Arma de Infantería Peruana.
: Batalla de Tarapacá: Hoy se recuerda esta victoriosa gesta en la Guerra del Pacífico
Ver respuesta completa